Ni siquiera es necesario escribir Skin Care en el buscador de cualquier red social para que se nos presenten cientos de mensajes, posteos o videos de personas relatando los pasos de su rutina facial y corporal. La pantalla está repleta de productos, elementos y tips que invitan a lanzarse en el mundo del cuidado de la piel y advierten sobre las consecuencias de no hacerlo.

Aunque se trata de prácticas que continuamente son recomendadas en los consultorios dermatológicos, en nuestro país, las ansias de muchos jóvenes -entusiasmados en gran parte por distintos influencers- por informarse cada vez más en esta materia se intensificaron durante el aislamiento, y muchos decidieron ampliar su repertorio de hobbies y aprender cosas nuevas.

“En la cuarentena pudimos ver cómo famosas empezaron a hacer videos compartiendo datos. En mi caso fue la forma que encontré de seguir en contacto con lo que me gusta”, comenta Soledad Pacheco, consultora de una marca de salud y cosmética.

Qué es

“No es ni más ni menos que los cuidados que tenemos con nuestra piel para mantenerla sana: desde lavarnos la cara al despertarnos y antes de irnos a dormir, el usar cremas para hidratar, la aplicación de protector solar y hasta los masajes que podamos hacernos para estimular la circulación de sangre y oxigenar la piel”, explica Nicole Delaporte, que tiene una cuenta sobre salud y belleza.

Explica que se trata de una tendencia que genera conciencia en mujeres y hombres: “La estética es un punto importante ya que tendemos a crear rutinas y a consumir productos para vernos mejor. Sin embargo, veo que también nos ayudó a entender la importancia y beneficios de cuidar nuestra piel desde jóvenes”.

Amor propio

En tanto, Sofía Estrade advierte que es un tema muy importante y que va más allá de lo que podemos ver en redes sociales. “Con un buen cuidado de nuestra piel podemos prevenir muchas enfermedades o patologías como envejecimiento prematuro de la piel, el acné o simplemente tener la piel más sana”, asegura.

“Cuidarnos es querernos”, dice la cosmetóloga y maquilladora, Daniela Orrillo, y lo relaciona directamente con el amor propio. “Me parece que estamos hablando de salud, va más allá de lo superficial, sentirnos bien con la imagen que nos devuelve el espejo nos levanta la autoestima, una piel saludable es sinónimo de belleza”, agrega.

CUIDADO DIARIO. La piel es el órgano más grande del cuerpo.

Ana Schujman considera que uno tiene que emprender un proceso de aceptación propio y no hay que subestimar la cuestión emocional. “En mi caso, tuve una afección en la piel muy grande y ahí comencé a interesarme y a buscar herramientas para complementar lo que mi dermatóloga me indicaba”, relata.

Pacheco intenta visibilizar una situación que se encuentra en gran parte naturalizada. “Todos debemos cuidarnos, esto no se limita a las mujeres”, afirma. Considera que luchar contra los estereotipos de género es la forma de romper las barreras existentes. “La mayoría de los productos vienen en presentaciones que se asocian a ‘colores de las mujeres’ y los mensajes también están dirigidos directamente a nosotras”, detalla.

¿Pieles perfectas?

Uno de los grandes objetivos de quienes comparten sus conocimientos sobre esta temática es desterrar de una vez por todas la idea de que una piel sana implica necesariamente que sea inmaculada. El discurso es categórico: no existen “pieles perfectas”, existen pieles reales.

De la mano de la belleza hegemónica surge e intenta persistir el concepto de una piel ideal, “pero actualmente tendemos a tratar de mostrar la realidad. Suelo hacerlo en mis redes para que la gente entienda que es algo completamente normal”, dice Schujman.

NADA CASERO. Los productos domésticos pueden ser riesgosos.

Orrillo, por su parte, sostiene que debemos dejar de creer en lo que nos muestran las redes porque, cuando empezamos a cuidarnos entendemos que la imagen del filtro no existe realmente. “La piel tiene poros, lunares y marcas de vida. Por eso es muy importante conocerla, aceptarla y cuidarla”, remarca.

Deconstruir este concepto es, sin duda, un desafío. “Siempre trato de remarcar y buscar que entiendan que todas las pieles son distintas y que para cada una de ellas existe un cuidado especial. Por eso, intento mostrarme natural, mostrar mi piel real y hablar del tema. hay que naturalizar que todas tenemos manchas, acné, etcétera”, remarca Valeria del Pino.

En esta línea, Delaporte advierte sobre el mensaje que transmiten las publicidades. “¡Cuidado ahí! Hay mucha producción y edición detrás del contenido que consumimos, sobre todo cuando se quiere vender un producto. Las pieles reales sufren estrés, diferentes condiciones y enfermedades: desde extremadamente seca o extremadamente oleosa, hasta la presencia de acné o rosácea. Más que intentar tener una piel perfecta, los motivo a buscar tener una piel sana”.

Victoria Gómez sostiene que se trata de un estereotipo impuesto por la sociedad que solo genera inseguridades entre las mujeres. “Tenemos que empezar por uno mismo, aceptándonos, y luego aceptaremos la piel del resto. Vamos a tener arrugas, líneas de expresión, poros dilatados hasta comedones y pústulas. Esto es común porque somos personas normales sin filtros ni maquillaje todo el tiempo”, enfatiza.

El ABC

Schujman explica que se recomienda tener una rutina de día y otra de noche. Lo que hacemos es limpiar la piel con un producto de limpieza apto como geles, luego hidratar y finalizar con el protector solar, que incluso hay que aplicarlo dentro de casa. “Por la noche podemos usar el mismo producto para la limpieza y reforzar con una buena crema hidratante”, señala.

“En líneas generales, con empezar con estos simples pasos ya estamos bien”, afirma. Después se puede hacer una transición en la que se incorporen otros productos -como tónicos, sérums y/o vitaminas-, pero eso es un plus. “No es necesario hacer una inversión ultra millonaria para empezar a cuidarse”, asegura.

Gómez añade que también se puede sumar una exfoliación una vez a la semana para ver mejores resultados. “Es el desprendimiento de las capas más superficiales de la piel, dejando las células muertas a un lado”, desarrolla.

Protector solar

Tanto especialistas como aficionados insisten en el rol fundamental que cumple el protector solar en nuestra rutina, pero ¿qué factor de protección solar deberíamos usar?. En diálogo con LA GACETA la médica dermatóloga Lucía Rey explica: “Debe ser, por lo menos, por arriba de 30. En general, el paciente no se coloca el protector las veces que son necesarias o transpira, de modo que siempre se pierde algo de protección. Por eso es importante usarlo, en particular, en las zonas más expuestas del cuerpo como rostro, hombro, orejas, nuca, dorso de pies, brazos”.

Una duda frecuente surge a partir de ver que muchos de los productos recomendados para la rutina tienen una etiqueta advirtiendo que ya contienen protector solar. “En general las cremas hidratantes que tienen pantalla solar tienen factores alrededor del 20. Por lo tanto, para un cuidado diario, sirven, pero no cumplen una función de protección total”, aclara la especialista.

En caso de aún estar considerando no incorporarlo al cuidado diario, Rey detalla que algunas de las consecuencias pueden llevar a un daño crónico acumulativo e irreversible de la piel, “que nos va a traer consecuencias como la pérdida de la elasticidad, manchas cutáneas, engrosamiento, opacidad o incluso más graves como cáncer de piel (principalmente carcinomas basocelular y melanoma)”.

Productos caseros

Sobre las recetas hechas en casa con ingredientes que tenemos a mano, la dermacosmiatra Martina Casares es terminante: no hay que ponerse comida en la cara. “La mayoría no tiene la capacidad química de penetración, no tenemos normas de bioseguridad y no tienen PH adecuados para la piel”, subraya.

“Usar una mascarilla de limón y bicarbonato (muy conocida) solo sensibiliza nuestra piel y podría quemarla ya que es muy fuerte. Ni hablar si te expones al sol luego; mínimo te queda la cara manchada. La comida la dejamos mejor para comerla”, agrega Gómez.

Estrade explica que algunos de los riesgos de utilizar esos preparados son desarrollar dermatitis de contacto o irritación. Además, se pueden obstruir los poros al utilizar aceites y generar manchas.